El futuro de environment

Materiales de construcción sostenibles

Casi el 10% del CO2 emitido a nivel mundial procede de la construcción, mantenimiento, renovación y deconstrucción de edificios. Alcanzar el objetivo de cero emisiones netas requiere reducir no solo las emisiones operativas, sino también las incorporadas mediante el uso de menos material nuevo o su reutilización, el cambio a materiales de base biológica y la mejora de los materiales de construcción convencionales.

Emisiones incorporadas: un reto creciente para la descarbonización de los edificios

La energía de funcionamiento utilizada en los edificios representa aproximadamente el 30% del consumo de energía global, y aumenta hasta el 34% si se incluye la energía utilizada para la producción de cemento, hormigón, acero, y aluminio para la construcción (8). Las emisiones de CO2 asociadas al ciclo de vida completo de estos materiales —desde la producción y la construcción hasta el uso y el fin del uso— se denominan "emisiones incorporadas". En 2022, estas emisiones incorporadas representaron el 6,8% de las emisiones de CO2 globales (8). Esta cifra asciende al 10% cuando se incluyen las emisiones procedentes de la producción de ladrillos, vidrio y cobre (14).

Se espera que el porcentaje de emisiones incorporadas aumente considerablemente en el futuro. La Alianza Global para la Edificación y la Construcción (GlobalABC) predice que el consumo global de materias primas será casi el doble de aquí a 2060 en el marco de una hipótesis de statu quo, y que un tercio de este crecimiento se verá impulsado por el sector de la construcción (14). En este escenario, el porcentaje de emisiones de CO2 incorporadas con respecto al total de emisiones de los edificios será casi el doble de aquí a 2060 (14). Por lo tanto, la industria de la construcción corre el riesgo de quedarse estancada en una trayectoria de desarrollo con elevadas emisiones de carbono.

La presión para reducir las emisiones incorporadas

La rápida reducción de las emisiones incorporadas es esencial para limitar el calentamiento global a menos de 1,5 °C [2,7 °F]. GlobalABC propone tres enfoques clave: evitar los residuos y construir con menos materiales nuevos, la reutilización de elementos de construcción, cambiar a materiales de construcción de base biológica y mejorar el diseño para el desensamblaje de materiales y procesos de construcción convencionales.

Se prevé que el porcentaje de emisiones incorporadas de las emisiones de los edificios casi se duplique de aquí a 2060

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Evitar los residuos y construir con menos materiales nuevos significa realizar una transición hacia una economía circular. La oportunidad más importante en este contexto yace en la fase de planificación y diseño. Mediante la integración de estrategias de diseño circular en una fase temprana del proceso de construcción, es posible reducir las emisiones incorporadas en un 10-50%. Otro mecanismo es diseñar edificios para un uso flexible, a fin de permitir ampliar la vida del edificio.

El cambio a otros materiales de construcción de tierra o de origen biológico es otro enfoque que ofrece un potencial significativo de descarbonización. Por ejemplo, el uso de opciones de origen biológico como madera, bambú, cáñamo y paja puede reducir las emisiones en hasta un 40% en comparación con materiales tradicionales, siempre que estos recursos se cosechen y procesen de manera sostenible.

A pesar de estos nuevos enfoques, también resulta necesario mejorar los materiales y procesos de construcción convencionales. En el caso del cemento y el hormigón, reducir el contenido de escoria, electrificar la producción y utilizar aglutinantes alternativos puede reducir las emisiones en hasta un 25%. El reciclado de acero reduce el consumo de energía y las emisiones asociadas un 60-80%. No obstante, la creciente brecha entre oferta y demanda de chatarra garantiza que la producción de acero primario seguirá siendo necesaria. Mediante la transición a la tecnología de hierro de reducción directa y a hornos de arco eléctrico alimentados con energías renovables, las emisiones procedentes de la producción de acero primario pueden reducirse en hasta un 97%. La descarbonización de la producción de aluminio depende de una producción alimentada con energías renovables y un mayor reciclaje, lo que podría reducir el uso de energía y las emisiones asociadas en un 70-90%. La producción de vidrio puede descarbonizarse mediante la electrificación de la producción y políticas de reciclado más estrictas. La descarbonización del plástico requiere la mejora de los métodos de reciclaje y el desarrollo de plásticos de origen biológico y biodegradables (15). Para lograr todo esto, será necesaria una mayor coordinación entre productores y consumidores, incluidos los fabricantes, arquitectos, desarrolladores, comunidades y ocupantes. Por lo tanto, resulta esencial contar con una política de apoyo sólida, regulaciones e incentivos en todas las fases del ciclo de vida de los materiales, desde la producción al uso final.